jueves, 25 de septiembre de 2014

Detrás del telón















El talento y la genialidad muchas veces van de la mano de vidas tortuosas, incluso atormentadas. Sobre este lugar común se construye la película "Yves Saint Laurent", el primero de los dos biopics que se estrenan este año sobre el controvertido modisto francés, dirigido por el actor, y ahora director, de origen argelino, Jalil Lespert.

El segundo de los biopics, todavia sin fecha de estreno en España, se llama “Saint Laurent”, esta dirigido por Bertrand Bonello, y es la película enviada por Francia a los Oscars del próximo año.

“Yves Saint Laurent” es una película biográfica que no es exhaustiva ni todo lo rigurosa que sería de desear, pero tampoco superficial ni deliberadamente falsa. Se acerca con rasgos a menudo sinceros y válidos a la figura de un auténtico genio de la moda del siglo XX, un Yves Saint Laurent que contribuyó, con su indudable imaginación y su creatividad, a que un mundo anclado en el pasado y en la rutina, evolucionara hacia nuevos logros y metas.

En ella se descubren los orígenes de su familia en Oran (Argelia), su pasión desde joven por el diseño, su entrada en la profesión, a través del maestro  Christian Dior , así como su relación con Pierre Bergé su compañero y socio hasta el final de sus días.

La película recuerda cómo conoció a Bergé y cómo ambos forjaron el nombre de su empresa y crearon un imperio de la moda. No se recrea demasiado en el descenso a los infiernos del alcohol y de las drogas del genio y su relación con el gigolo Jacques de Bascher  ,  quien también fuera pareja intermitente de Karl Lagerfeld, pero sí enaltece sus colecciones más emblemáticas, como la del homenaje a Mondrian, o su posado desnudo para promocionar su perfume Opium, el mas vendido del mundo. Tampoco se olvida de la pasion de Y/SL por el arte moderno y su importante colección acumulada, junto a Berge, a lo largo de su vida  y subastada al completo, por el fiel compañero, después de su muerte, en el 2008.

La cinta, al contrario de la de Bonello,  está autorizada y co-producida por Bergé, por lo que la puesta en escena es soberbia y , sobretodo, comulga con el universo estético del creador, ya que el empresario dejó a los encargados de vestuario, capitaneados por Myriam Laraki , que husmearan en los archivos de YSL.

Digna de mención es también la interpretación, de los dos actores protagonistas, ambos de la Comedie Française, Pierre Niney (Saint Laurent), quién a su parecido físico le añade una brillante conjunción de gestualización y sentimiento y Guillaume Gallienne (Bergé), que nos brinda una actuación plena de contención y control no exenta de riesgo y matices.

A todo esto hay que añadirle uno de los puntos fuertes de la pelicula: Una música magnifica  compuesta por Ibrahim Maalouf, la cual refleja a la alta sociedad que nos muestra y que incluye unas partituras jazzísticas de piano y viento muy bellas que recuerdan,en ocasiones, a John Coltrane.


"Yves Saint Laurent", por lo tanto, sin ser una gran película,  es una pieza entretenida y bien hecha,  que nos evoca la grandeza y las ideas ideas renovadoras del genial modisto pero, también, nos sitúa frente a sus vaivenes y sus momentos más grises. Porque lo que es cierto es que cada vida contiene un drama cotidiano, independientemente del ambiente en el que se desarrolle.

domingo, 31 de agosto de 2014

El estrecho queda cerca












Se nota que Daniel Monzón ha respirado mucho cine de género hasta llegar a su ultima película, “EL niño”. Ya con "Celda 211", su anterior película, nos regaló un notable trabajo carcelario que encuentra continuidad en este intenso thriller fronterizo, situado al sur, en la geografía abierta, marina, soleada, populosa, comprometida y problemática del estrecho de Gibraltar, ese límite, o nido de víboras con maletín, situado entre Europa y África.
Debo confesar que, a pesar de todos sus Goyas y de su éxito de público, no me gustó demasiado 'Celda 211': me pareció una película bastante tramposa (¿un condenado en España por "homicidio en primer grado"?), con unos errores de cásting de bulto  y ciertas subtramas  prescindibles.
Así que esta semana me he enfrentado con cierta prevención a 'El niño', su nueva película, escrita, como aquella, por él mismo y Jorge Guerricaechevarría. Y la sorpresa ha sido monumental, porque me he encontrado no sólo con uno de los mejores thrillers jamás rodados en el cine español, sino con uno de los mejores thrillers de las últimas décadas.
"El niño" cuenta dos historias paralelas que se desarrollan en la zona del Estrecho. Por un lado, la de un policía obsesionado con desmantelar una red internacional de tráfico de cocaína. Por otro, la de dos amigos de Algeciras que sueñan con ganar dinero fácil y, con la ayuda de un marroquí-español, deciden dedicarse al contrabando de hachís a pequeña escala utilizando una moto acuática. Naturalmente, las dos tramas acaban convergiendo en una final espectacular y perfectamente hilado tanto sobre el papel como en la pantalla.La producción es excelente.  El retrato de la vida cotidiana a ambos lados del Estrecho, realista y naturalista. Las escenas de acción están rodadas con pulso firme y muy bien montadas. Los diálogos tienen autenticidad. Las elipsis son las justas y necesarias. El ritmo es trepidante, intenso y no da un respiro a lo largo de las dos horas y cuarto de metraje, que se evaporan en un suspiro y  la música completa un excelente trabajo gracias a la mano experimentada de Roque Baños, siendo alusiva, en todo momento,  a los emplazamientos donde transcurre la acción.
Las actuaciones son competentes. Con un Luis Tosar inconmesurable, como siempre, y unos secundarios de lujo como Sergi Lopez , Eduard Fernandez y Barbara Lennie. Entre los protagonistas jóvenes, muchos de ellos actores no profesionales, hay algunos altibajos pero, en conjunto, el casting no chirría.
En fin, un excelente ejemplo de cine bien hecho, sin grandes novedades ni logros espectaculares, pero donde cada pieza del estudiado y complejo engranaje funciona a la perfección, derrochando talento narrativo y con un empaque visual y un acabado primoroso que hace parecer fácil lo básico: Crear unos personajes atractivos, veraces y vibrantes, meterlos en una intriga palpitante llena de acción, recovecos, turbiedad y avidez y lograr que cada escena haga avanzar el conjunto, añadiendo algún matiz inesperado que nos involucra de lleno en el desarrollo de las diversas historias paralelas, sin decaimiento del ritmo y con un desenlace potente y rotundo que ata eficazmente todos los cabos.









jueves, 24 de abril de 2014

Marcello for ever














Pocas veces se ha visto en  el Festival de Cannes  un cartel tan bonito y elegante como el de este año. Me imagino que si nos pusiéramos a buscar en el diccionario la palabra "clase" nos aparecería, precisamente, esta foto:La del, siempre, elegante y expresivo  rostro de Marcello Mastroianni para la eternidad.





















jueves, 2 de enero de 2014

Cualquier tiempo pasado fue mejor









Dirigida por  Paolo Sorrentino, “La Gran belleza” es, con toda seguridad, una de las mejores películas del año. Una obra maestra llena de calidad, profundidad, precisión y hermosura, construida como un poema visual, que rescata aquel cine italiano clásico, extraño, fellinesco y magistral.

Así, el director de "Il Divo" nos presenta aquí su película más atrevida y audaz, y se la juega siendo más él mismo que nunca. Se nota que mama de la teta de Fellini y  de  "La Dolce Vita", pero no es la revisión  de un clásico lo que nos presenta sino,  simple y llanamente, su mejor película. 

La historia es sensacional. Habla del todo y de la  nada, de la mediocridad y de la exuberancia, de la decadencia y la grandiosidad, de la vida y de la muerte. Es poesía pura que nos muestra a una alta sociedad romana decrépita y cansada que se reúne en fiestas en las que corren el alcohol, las drogas, el arte contemporáneo, la libertad sexual, y todo con Roma como telón de fondo.

 El guión es simplemente brillante. Las escenas se suceden regadas de grandes diálogos y situaciones que invitan a la reflexión y a la autocrítica en una búsqueda mezquina de lo que es más importante, las propias raíces, que no son, simplemente, los antepasados o la tradición familiar, sino lo que verdaderamente sostiene nuestra  vida. Una búsqueda en la que hay cabida para el drama, la comedia negra, la ironía, el sarcasmo y el esnobismo.

Los actores están imponentes, sobre todo el protagonista, Toni Servillo, que no actúa, sino  vive. Su labor tiene tintes tan naturales que son casi insultantes, se desenvuelve con una facilidad pasmosa y su influencia y su atracción son impresionantes. Completa un espectacular reparto de secundarios en los que cada uno brilla en su cometido dando vida a la estrafalaria alta sociedad romana.


La música es también bellisima, a caballo entre lo clásico y lo moderno, del adagio de cuerdas y final en viento, al "chumbachumba". Destacando por encima de todo  la utilización del instrumento más conmovedor: La voz humana, a través  una coral polifónica femenina que impregna la historia de un halo de misticismo y santidad. 

El director italiano es un maestro rodando escenas, por lo que visualmente la película es muy atractiva. Su montaje es poderoso, extravagante, pretencioso. La fotografía es portentosa; la cámara no para quieta casi nunca, atrevida, inquisitiva, a la búsqueda del detalle y de  la Gran Belleza.

En fin, una película preciosa y preciosista que trasciende su pura imagen pirotécnica para narrar la historia de una ciudad vieja y decadente, un hombre viejo y decadente y de una soledad compartida en la nada. Todos somos nada y cuando esto se asimila como la única realidad toda nuestra percepción y actitud ante la vida cambia, nuestra esencia cambia.

Obligada para los amantes de Roma, para todos los que han visto "La Dolce Vita" de Fellini, para los que saben quien es Moravia y para los que buscan el placer del cine con mayúsculas.
Entras en ella poco a poco, al principio con cierto desconcierto, para quedarte atrapado en su fotografía , en sus diálogos , en sus personajes, perdido en la noche del Foro, en esa terraza frente al Coliseo, en las calles doradas de la Ciudad Eterna.

Al final, cuando salí del cine, me vinieron un torbellino de imágenes vividas que se mezclaron con lo que había visto y me pregunte si existe todavía esa Roma mágica , frívola y bella que yo conocí en los años que viví allí. Espero que sí.



jueves, 4 de julio de 2013

El reencuentro










La primera vez que Ulay vio a Marina ella estaba desnuda en público y se dibujaba con una cuchilla en el vientre la figura sangrante de una estrella, el  símbolo comunista. Era 1976, en Amsterdam, y fue más que un amor a primera vista. Ella era serbia, él alemán. Ambos nacieron un 30 de noviembre de años distintos. Los dos se dedicaban al naciente y marginal arte del performance. Se unieron carnal y espiritualmente y decidieron formar una especie de dúo artístico que llamaron “El Otro”. A los dos les interesaba el ritual, lo simbólico, el fondo de las relaciones humanas, que exploraron en sus más poéticos y revulsivos aspectos.

Durante doce años realizaron piezas en las que llevaron al extremo esas ideas desarrollando una disciplina terrible de autocontrol .Sentados uno frente al otro se dieron fuertes bofetadas durante casi media hora; estuvieron atados uno de espaldas al otro, inmóviles, durante 17 horas; corrieron desnudos desde dos extremos chocando sus cuerpos una y otra vez, tras volver a la posición inicial y, también, lo hicieron en direcciones opuestas contra unas columnas que se iban desplazando con sus encontronazos. Unieron sus bocas sin separarse respirando el mismo aire hasta perder el sentido;  se gritaron, cara a cara, hasta quedarse afónicos y exhaustos, estuvieron sentados a los dos lados de una mesa, en silencio, en ayuno y sin moverse, durante 16 días, hasta que él tuvo que ser internado en un hospital. 

Mientras tanto, como su arte no les daba casi  ni para comer, vivieron en el espacio reducido de una furgoneta durante cinco años, duchándose en gasolineras, ordeñando cabras en granjas que les permitían hacerlo a cambio de un poco de leche, viajando, preparando sus acciones. Ambos confiesan hoy que fueron años durísimos pero profundamente felices.

Comprometidos íntimamente con lo simbólico, cuando su relación se acercaba al final,en 1988, realizaron  una última performance titulada "Los amantes". Marina y Ulay empezaron en solitario en dos extremos de la Gran Muralla China –él desde el desierto de Gobi, ella desde el Mar Amarillo-- una larga caminata de 2.500 kilómetros que los llevaría a encontrarse al centro. Tras el abrazo final dejaron de verse y hablarse durante 23 años, hasta 2010, con motivo de la gran retrospectiva en el MOMA de Nueva York, "The Artist is Present", donde  Marina Abramovic pasó 176 horas y 30 minutos  sentada en silencio en una silla mientras los visitantes, uno a uno, ocupaban la silla de enfrente y le sostenían la mirada durante unos minutos. La gente hizo cola días y  noches enteras para tener esa experiencia. Al final era casi una locura colectiva. Muchos lloraban. Ella apenas se movía, pero les respondía con una mirada intensa y atenta, con tiempo y silencio.

Pero, la casualidad quiso que uno de esos visitantes fuera  Ulay,  al que no veía desde hacía 23 años. El que fue el  amor de su vida estaba allí, sentado, en silencio, mirándola.... Parece que en ese estado mental  que propicia el arte del performance puede suceder cualquier cosa. Y ellos son dos  maestros.

domingo, 16 de junio de 2013

Bisutería para amantes del celuloide












Bell & Howellery es la  nueva iniciativa empresarial  de Anna Rodriguez y  está dedicada a  realizar  complementos hechos con película de cine. Pendientes, agujas o pulseras, elaborados a partir de películas de Súper 8 de toda clase: Desde viejas películas de Charlot, hasta dibujos animados,  pasando por filmes de ciencia ficción o  cine negro...entre otras.

El celuloide como soporte para hacer películas se está extinguiendo en plena era digital, por lo que  Bell & Howellery quiere reivindicar la belleza y  el magnetismo de este material, darle una nueva vida y permitir que llevemos con nosotros fragmentos de filmes que nos conecten con nuestro pasado, reciente o  lejano.

En color, en blanco y negro o en la serie turquesa y las formas de las agujas y pendientes de Bell & Howellery nos  transportan a mundos desconocidos, poblados en ocasiones por pequeños animales o personajes extraños, y buscan,, ante todo, la luminosidad del material a partir de  un diseño que entremezcla la elegancia y la fantasía.


miércoles, 12 de junio de 2013

Il Divo







raíz de la muerte del político italiano Giulio Andreotti, acaecida el pasado 6 de mayo a los 94 años de edad, volví a visionar “Il Divo”, el maravilloso biopic sobre su vida  escrito y dirigido por Paolo Sorrentino en 2008, una de las mejores películas de cine político que haya visto jamás.

Compleja argumentalmente y muy atractiva visualmente, la película aborda los hechos recientes y convulsos de la vida política y social de un país de primer orden como es Italia a, través de la mirada de una de las figuras políticas más influyentes de la segunda mitad del siglo xx.

Encarnado de forma soberbia por el actor Toni Servillo, Giulio Andreotti, jefe del gobierno italiano en hasta siete ocasiones y máximo exponente de la otrora todopoderosa Democracia Cristiana formo parte activa del parlamento italiano desde el año 1946 hasta que, a pesar de su cargo de Senador Vitalicio, su luz dejo de brillar en la década de los noventa al ser acusado de numerosos cargos de corrupción, de los que fue absuelto por falta de pruebas, quedando prescritas las causas pendientes. 

Así, Paolo Sorrentino trata la figura del calculador, inteligente, frío, enigmático, estratega e irreverente Giulio Andreotti como un irresistible cruce literario y cinéfilo entre el Ricardo III de William Shakespeare (por su deformidad física, Andreotti era jorobado) y el Nosferatu de Murnau (por es gesto rígido del rostro, del cuerpo y las manos que recuerdan directamente a la inolvidable composición expresionista del actor Max Schreck). Un panorama, humano e histórico, complejo de reflejar y que Sorrentino resuelve magistralmente acudiendo a la hipérbole, al esperpento, a lo grotesco y a lo sarcástico como si fuera un delirante carrusel dirigido por Fellini.

 La música y las canciones de la banda sonora van incluso más allá de sus cometidos actuando como un elemento que dota de mayor ritmo a una narración donde la música clásica de Vivaldi o la banda sonora compuesta por Teho Deardo se alternan con la vibración electrónica del dúo Cassius en "Toop Toop", la calidez de una balada de Bruno Martini, el pop de The Veils o el minimalismo ochentero de Trio en la canción “Da Da Da”.

Una Crítica feroz no sólo del político que durante 60 años llevo las riendas  de la política italiana más reaccionaria y comprometida con la Mafia , sino de todo un sistema parlamentario corrupto que nunca ha respetado ni a votantes, ni a compañeros de viaje.