Alain Resnais ha colaborado estrechamente con una gran
variedad de escritores a los largo de su dilatada carrera de más de 60 años.
Sin embargo, hasta “Las malas hierbas” no había trasladado al cine ninguna
novela ya publicada. La nueva película del gran director francés esta basada en
“L’incident”, de Christian Gailly, un autor que fue saxofonista en su juventud,
y que esta considerado como uno de los renovadores de la literatura francesa de
los años 80.
Pero “Las malas hierbas” tiene poco de adaptación
literaria al uso. Se trata de una comedia romántica, pero a la vez irónica,
donde el azar se convierte en el principal motor de la narración, y el color en
su fuerza impulsora. Es por azar que George encuentra el billetero que le
robaron a Marguerite al salir de la tienda de zapatos, y también es por azar
que ella sea aviadora como Helene Bouchen, la pionera de la aviación francesa,
por quien George siente una gran
admiración heredada de su padre.
En el fondo “Las malas hierbas” es una película que habla
del “deseo de deseo”, del deseo que nace
en George antes de conocer a Marguerite y hablar con ella por teléfono, y del
deseo que la arrastra a ella a no poder resistir la tentación de llevar a cabo
acciones irracionales en lo que puede considerarse como una carrera hacia el
error. Un ir resquebrajando las rutinas habituales a la manera de esas malas
hierbas que consiguen crecer en medio del asfalto y que devienen la imagen
recurrente del film.
Así, a sus 90 años, Alain Resnais nos ofrece con “Las
malas hierbas” un gratificante ejercicio de libertad y modernidad
cinematográfica, además de uno de los carteles publicitarios mas bellos y
sugerentes que se han visto expuestos en una sala de cine en muchos años.