viernes, 20 de abril de 2012

En memoria de Charles Dickens



Este año se celebra el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, uno de los grandes genios de la literatura mundial de todos los tiempos y uno de los escritores que más denunciaron, a través de su vida y de su  producción literaria, las injusticias de la época que le toco vivir. Es por este motivo,  por lo que ahora que se acerca un día tan señalado como Sant Jordi me parece  justo rendirle un pequeño homenaje.

Charles Huffan Dickens nació el 7 de febrero de 1812 en Porsmouth (Gran Bretaña). Obligado por su situación familiar, y siendo aún niño, tuvo que abandonar el colegio y ponerse a trabajar en una fabrica de betún en Londres y aunque la experiencia duró solo unos meses quedó grabada el interior del escritor toda su vida. Fue por esa época cuando descubrió el encanto de los libros y El Quijote y Robinson Crusoe se convirtieron en sus primeras y más queridas lecturas.
Años más tarde, Dickens consiguió un empleo como reportero en un periódico y fue allí donde descubrió que su verdadera vocación era escribir. A partir de ese momento empezó a redactar novelas por entregas, formato usual de la época, y con menos de 30 años ya se había convertido en un renombrado y solvente escritor.
A su primera novela Los documentos póstumos del club Pickwick le siguió Oliver Twist, publicada también por entregas,  y que lo catapultó a la fama no solo por su calidad literaria, sino también por la denuncia que se hace a través del libro de la precaria situación de los orfanatos de la época, de la delincuencia y la marginalidad en Londres, y del triste papel del sistema judicial en la época victoriana.
Tras el éxito de Oliwer Twist siguieron La vida y aventura de Nicholas Nickleby, y  La tienda de antigüedades.
En 1843 publicó un nuevo éxito editorial Canción de navidad, donde el escritor critica despiadadamente la prostitución, la mendicidad, el trato a los obreros como consecuencia de la revolución industrial, y el colonialismo británico en el mundo.
A Canción de Navidad le sucedieron dos de sus más excelsas obras Casa desolada y David Copperfield, que se convirtió rápidamente en  lo que hoy consideraríamos un “best seller” sin precedentes, y que muchos han considerado como una novela, en parte, autobiográfica donde Dickens pone de manifiesto todos los miedos de su infancia.
En 1854, tras una larga crisis personal, publicó la novela social Tiempos Difíciles y La pequeña Dorrit, y posteriormente, ya en plena madurez, Historia de dos ciudades, Grandes esperanzas y  Nuestro común amigo, donde el escritor nos ofrece lo mejor de sus temas literarios: la ironía, el humor, la profunda caracterización de sus personajes y diálogos, la agudeza de su crítica social, y el sentimiento trágico de la vida.
El 9 de junio de 1870 el dramaturgo inglés murió dejando sin acabar una novela policiaca, El misterio de Edwin Drood, de la que alguien de la época dijo que solo conoceremos el final cuando nos encontremos con Dickens en el cielo, y si el todavía lo recuerda.

martes, 17 de abril de 2012

Malos tiempos para los opositores




Algunos lo llaman congelación, otros recorte drástico. Yo le llamo adaptación a los nuevos tiempos. Cuestiones semánticas aparte, la realidad es que el 2012 se presenta como un año muy duro para los millones de opositores que, en toda España, esperan conseguir una plaza de funcionario en la Administración pública. La senda del crecimiento en los últimos años ha sido tremenda en  este sector, y ahora lo que toca es revertir esta política.
Así, la administración central del estado ya ha anunciado que este año solo convocara 3.200 plazas, ninguna de ellas nueva. Todas correspondientes a procesos de contratación aprobados en el 2011 o, incluso, en años anteriores. Es decir, que de cada 100 funcionarios que causen baja, solo se podrán reemplazar 10.
Por otro lado, aunque resulte paradójico, las comunidades autónomas son, precisamente, las que dan trabajo al mayor número de empleados públicos. Así, de cada 2,7 millones de funcionarios en nómina, el 50% se encuentra en las administraciones autonómicas.
Este año el  País Vasco, Andalucía y Madrid serán, de momento, las únicas comunidades que convocaran oposiciones. En el resto de comunidades, las perspectivas de empleo público son bastante negras. En Cataluña, por ejemplo, la decisión de congelas cualquier convocatoria de oposiciones para el 2012 ha dejado en el aire, o en el limbo, a casi 2.000 nuevas plazas docentes provenientes de años anteriores. Y así, suma y sigue.
Ante este panorama, a los opositores que llevan años preparándose para conseguir una plaza no les quedan demasiadas opciones: o intentarlo en las escasas comunidades y Ayuntamientos que publicaran oposiciones, o esperar que el 2013 sea un año mejor que el 2012 o, simplemente, olvidarse del sector público para siempre. La impresión que trasluce, estadísticas a parte, es que es un filón que se  está agotando.