lunes, 16 de julio de 2012

El hombre inquieto


Es indudable que la novela policiaca está viviendo unos años de gloria en Suecia y Henning Mankell (Estocolmo 1948) es el principal “culpable” de ello. Autores como los archiconocidos Stieg Larsson, Camilla Lackberg o Assa Larsson han seguido su estela de éxito. Aunque después de haber leído la bibliografía de todos ellos   he podido comprobar que Mankell  está a años luz de los demás.
El motivo es que Mankell, a principios de los 90, creó un personaje inolvidable, el inspector Kurt Wallander, que rompió completamente con el perfil del investigador tradicional.
Así, Wallander se perfila libro tras libro como un  antihéroe solitario y melancólico que tiene una vida caótica y una relación anómala con su hija y con su padre, pero  que a la vez es un investigador inteligente y perspicaz capaz de resolver casos inverosímiles, pero también capaz de involucrarse psicológicamente en ellos.
Los libros de la serie, 10 en total, fueron apareciendo de forma alterna en España, pero creo que la mejor manera de leerlos es por orden cronológico porque, aunque las tramas son independientes, la vida de Wallander evoluciona a lo largo de los libros, tanto en lo que a su carácter se refiere , como en  las relaciones con todas las personas que le rodean.
La mayoría de las novelas empiezan con crímenes muy crueles cometidos en la región sueca de Escania,al sur del país, que muchas veces guardan relación con hechos históricos más o menos cercanos en el tiempo y el espacio. El apartheid sudafricano, el suicidio de una secta de Guyana, la criminalidad en Letonia…
Mankell creo a Wallander sin un pensamiento político propio, ignorante de la historia próxima de Suecia, quizás para permitirnos descubrir a través de sus ojos los dilemas a los que se enfrenta la sociedad sueca actual: su pasado en la Segunda Guerra Mundial, no tan neutral como se ha  dado a entender, la impunidad de la que gozan sus élites económicas y sociales, el racismo, la brutalidad sin sentido de los adolescentes, la violéncia de género  o los recortes de presupuesto de un departamento de policía que muestra como el sueño de la sociedad del bienestar se resquebraja con el paso del tiempo.
Pero Suecia forma parte del mundo y Mankell del universo de la novela policiaca. Lo mismo que  su famoso personaje, Kurt Wallander.
Como único punto débil de la serie debería remarcar que las traducciones al castellano, por lo general, dejan bastante que desear, aunque la solidez de las historias actúa como buen contrapeso de esas deficiencias.
No digo nada más. Solo les aconsejo que si quieren disfrutar de buenos momentos  lean a Mankell,  lean  a Wallander. No se arrepentirán.