jueves, 4 de julio de 2013
domingo, 16 de junio de 2013
Bisutería para amantes del celuloide
Bell & Howellery es la nueva iniciativa empresarial de Anna Rodriguez y está dedicada a realizar complementos hechos con película de cine. Pendientes, agujas o pulseras, elaborados a partir de películas de Súper 8 de toda clase: Desde viejas películas de Charlot, hasta dibujos animados, pasando por filmes de ciencia ficción o cine negro...entre otras.
El celuloide como soporte para hacer películas se está extinguiendo en plena era digital, por lo que Bell & Howellery quiere reivindicar la belleza y el magnetismo de este material, darle una nueva vida y permitir que llevemos con nosotros fragmentos de filmes que nos conecten con nuestro pasado, reciente o lejano.
En color, en blanco y negro o en la serie turquesa y las formas de las agujas y pendientes de Bell & Howellery nos transportan a mundos desconocidos, poblados en ocasiones por pequeños animales o personajes extraños, y buscan,, ante todo, la luminosidad del material a partir de un diseño que entremezcla la elegancia y la fantasía.
miércoles, 12 de junio de 2013
Il Divo
A raíz de la muerte del político italiano Giulio Andreotti, acaecida
el pasado 6 de mayo a los 94 años de edad, volví a visionar “Il
Divo”, el maravilloso biopic sobre su vida escrito
y dirigido por Paolo Sorrentino en 2008, una de las mejores
películas de cine político que haya visto jamás.
Encarnado
de forma soberbia por el actor Toni Servillo, Giulio Andreotti, jefe
del gobierno italiano en hasta siete ocasiones y máximo exponente
de la otrora todopoderosa Democracia Cristiana formo parte
activa del parlamento italiano desde el año 1946 hasta que, a pesar
de su cargo de Senador Vitalicio, su luz dejo de brillar en la
década de los noventa al ser acusado de numerosos cargos de
corrupción, de los que fue absuelto por falta de pruebas, quedando
prescritas las causas pendientes.
Así, Paolo Sorrentino trata la figura del calculador, inteligente, frío, enigmático, estratega e irreverente Giulio Andreotti como un irresistible cruce literario y cinéfilo entre el Ricardo III de William Shakespeare (por su deformidad física, Andreotti era jorobado) y el Nosferatu de Murnau (por es gesto rígido del rostro, del cuerpo y las manos que recuerdan directamente a la inolvidable composición expresionista del actor Max Schreck). Un panorama, humano e histórico, complejo de reflejar y que Sorrentino resuelve magistralmente acudiendo a la hipérbole, al esperpento, a lo grotesco y a lo sarcástico como si fuera un delirante carrusel dirigido por Fellini.
La música y las canciones de la banda sonora van incluso más allá de sus cometidos actuando como un elemento que dota de mayor ritmo a una narración donde la música clásica de Vivaldi o la banda sonora compuesta por Teho Deardo se alternan con la vibración electrónica del dúo Cassius en "Toop Toop", la calidez de una balada de Bruno Martini, el pop de The Veils o el minimalismo ochentero de Trio en la canción “Da Da Da”.
Una Crítica feroz no sólo del político que durante 60 años llevo las riendas de la política italiana más reaccionaria y comprometida con la Mafia , sino de todo un sistema parlamentario corrupto que nunca ha respetado ni a votantes, ni a compañeros de viaje.
martes, 11 de junio de 2013
El sueño
Sueño que estoy en algún lugar de la vieja Europa. En un pueblo pequeño, lleno de niebla y barro. Por la ambientación parecen los años 20 del siglo pasado.
Hay una boda y tu eres el novio. Están tus padres, tus hermanos, tus amigos, las autoridades del lugar.
Yo estoy allí. No se bien que hago, pero llevo un vestido rojo como de campesina y unos zapatos marrones, bajos y de cordones.
Alguien me dice que es tu boda y que yo soy la novia, que es mejor que te acompañe. No me lo pienso dos veces, es verdad, quiero estar contigo!
Pero no puedo casarme con ese vestido rojo y esos zapatos! Necesito estar a tu lado ataviada como una verdadera novia.
Entonces empieza la larga carrera de obstáculos. Todos me ayudan, corremos de un lado a otro, abrimos y cerramos armarios, me quito, me pongo, me pruebo hasta que, finalmente, tu madre me consigue un verdadero vestido de novia. Es largo, de raso blanco-marfil, escotado por delante y por detrás. Me queda bien. Los zapatos, altísimos, también llegan de algún lugar y, extrañamente, coinciden con mi numero.
Ahora estoy allí, vestida de novia, a tu lado. Nos miramos y, cuando despierto, me queda la sensación de que nos amamos.
jueves, 2 de mayo de 2013
Una mujer en la ventana
"The
deep blue sea" es una pequeña joya inglesa cuyo aire frío y
distante quizás no convenza a todo el mundo, pero vale la pena
verla.
Firmada
por el conocido
director británico Terence Davies, esta personalísima película es
una adaptación de la obra de Terece Rattigan, de la qual el propio
Davies escribió el guión adaptado para la gran pantalla. El film
compitió en la 59 edición del Festival Internancional de Cine de
San Sebastián, levantando dispares reacciones entre el público, y
la crítica.
Absolutamente
teatral en su puesta en escena, la película se vale de tres
factores de peso para la narración: por un lado la estupenda
fotografía de Florian Hoffmeister que, con unas iluminaciones que
rozan lo onírico y resultan altamente creativas, parece pintar
emociones en este retrato de pasiones encontradas. Por otro lado, el
tratamiento del sonido y la banda sonora que coge prestada de Samuel
Barber un concierto de cuerda majestuoso que dota al drama de la
película de un tono casi operístico. Y, por último, las
interpretaciones del trío protagonista, majestuosas para algunos y extremadamente frías para otros, aunque hay que reconocer que son
profundas y poderosas, sin exageraciones ni histrionismos, ya que
cada cual borda su papel con una elegancia y dignidad mas propia de
una representación teatral que de un película.
Pero,
The deep blue sea no es, seguramente, una película para todos los
públicos. Con planos muy logrados, escenas lentas sin diálogo y un
montaje que trata que entendamos, sobre todo, como evoluciona la mente de la
protagonista:Una radiante Rachel Weisz que con su interpretación en el papel de una
mujer que vive agasajada pero infeliz con un juez rico (Simon Russell
Beale) que la ama con locura, en un ambiente quizá demasiado culto y
acomodado nos demuestra con creces que una imagen vale más que mil
palabras. Así, su personaje es cálido, sensual, apasionado y
trágico, sensaciones, todas ellas, que la actriz británica consigue transmitir con
autentico entusiasmo. Su desgracia sera enamorarse de un ex-piloto
(Tom Hiddleston) que le aportara ese vigor juvenil, ese riesgo, esa
pasión, esa espontaneidad, que no le da su matrimonio. Pero, como
suele pasar, mientras su marido se arrastra dejando atrás hasta su
dignidad para poder volver a su lado, ella hace lo mismo con un amante
al que le reclama, constantemente, más atención y más cariño,
aunque seguramente si el se lo diera ella ya no tendría ese interés
y dependencia.
Quizás
“The Deep Blue” Sea sea, en su forma, una película ensimismada en su propia
belleza. Fría como un témpano,dolorosa, hermosa e inalcanzable,
pero habla de pasiones desbordantes y por ello es más hermosa si
cabe.
El
retrato que Davies realiza sobre una historia de amor adúltero es
atípica y nada convencional, lejos de lo común y este es,
precisamente, uno de los puntos más destacables del film, que una
historia tan vista como ésta, sea llevada a cabo de forma distinta.
La mirada de Davies es profunda, como bien el título de la película indica.Puro cine de autor europeo.
sábado, 27 de abril de 2013
Poesia Visual
"To
The Wonder” es la última película del gran director
norteamericano Terrence Malick, creador de grandes obras maestras
como “El Árbol de la Vida”, “La Delgada Línea Roja” o “Días de cielo", entre otras.
Pero,
a pesar de ser uno de los directores más respetados del panorama
actual y uno de los grandes directores de la época dorada de los 70,
Malick no ha sido muy prolífico. En más de 40 años sólo ha
dirigido cinco películas, todas ellas, eso si, grandes muestras de cine que
han creado un estilo y un lenguaje propio del director. Por algo es
conocido como el gran poeta visual del cine americano, ya que si hay
algo que distingue a su cine es, precisamente, la poesía. Un cine en
el que prevalecen imágenes y paisajes que hablan por sí mismos,
acompañados de música, enfoques, encuadres y una concurrente voz en
off que construyen, casi siempre, un gran poema visual en
movimiento.
Rodada
casi al mismo tiempo que “El arbol de la vida”, aunque estrenada
mucho más tarde por el largo proceso de posproducción , “To
The Wonder” supone una continuidad de su predecesora, aunque en
términos más mundanos. Así, si en “El Arbol de la Vida” se
abordaba la idea de la creación del universo , un concepto colosal
que lleva preocupando a Malick en los últimos años y que se ha
convertido en el epicentro de todos sus proyectos, "To the
Wonder" se centra más en la relación de las personas con su
entorno, desde la religión y la naturaleza, hasta los sentimientos
de amor, desamor y pérdida que vive y sufre una pareja.
"To The Wonder" es , sobre todo, una película sobre el amor, un drama
romántico que
sigue desde Francia los pasos de un escritor norteamericano (Ben
Affleck) que acaba de iniciar un romance con una joven ucraniana
(Olga Kurylenko), madre divorciada de un hija de diez años. Entre
París y,
sobre todo, en la
Abadía de Saint Michel, uno
de los monumentos más emblemáticos de Francia, se abre paso un
amor que conduce a que ambos unan sus vidas y se instalen, junto a la
hija de ella, en Estados Unidos, en una población de Oklahoma dónde, tras la expectación inicial producida por conocer un nuevo mundo, la
sensación de vacío y pérdida y la inadaptación de la hija de ella
se instalará en el inevitable proceso de destrucción de la pareja.
Malick,
más fiel que nunca a su estilo, hace desaparecer prácticamente por
completo los diálogos y nos acerca a los personajes intentando tocar
sus almas. Hurga en sus pensamientos, en sus miedos, en sus
inquietudes a través de sus habituales voces en off, que suenan
susurrantes mientras, a lo lejos, Wagner y Tchaikovsky nos invaden como si estuviéramos asistiendo a la narración de un poema.
viernes, 26 de abril de 2013
El poster
Pocas veces se ha visto en el Festival de Cannes un cartel tan bonito y elegante como el de este año. Me imagino que si nos pusiéramos a buscar en el diccionario la palabra "clase" nos aparecería, precisamente, esta foto: la de Paul Newman y Joanne Woodward para la eternidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)