jueves, 4 de julio de 2013

El reencuentro










La primera vez que Ulay vio a Marina ella estaba desnuda en público y se dibujaba con una cuchilla en el vientre la figura sangrante de una estrella, el  símbolo comunista. Era 1976, en Amsterdam, y fue más que un amor a primera vista. Ella era serbia, él alemán. Ambos nacieron un 30 de noviembre de años distintos. Los dos se dedicaban al naciente y marginal arte del performance. Se unieron carnal y espiritualmente y decidieron formar una especie de dúo artístico que llamaron “El Otro”. A los dos les interesaba el ritual, lo simbólico, el fondo de las relaciones humanas, que exploraron en sus más poéticos y revulsivos aspectos.

Durante doce años realizaron piezas en las que llevaron al extremo esas ideas desarrollando una disciplina terrible de autocontrol .Sentados uno frente al otro se dieron fuertes bofetadas durante casi media hora; estuvieron atados uno de espaldas al otro, inmóviles, durante 17 horas; corrieron desnudos desde dos extremos chocando sus cuerpos una y otra vez, tras volver a la posición inicial y, también, lo hicieron en direcciones opuestas contra unas columnas que se iban desplazando con sus encontronazos. Unieron sus bocas sin separarse respirando el mismo aire hasta perder el sentido;  se gritaron, cara a cara, hasta quedarse afónicos y exhaustos, estuvieron sentados a los dos lados de una mesa, en silencio, en ayuno y sin moverse, durante 16 días, hasta que él tuvo que ser internado en un hospital. 

Mientras tanto, como su arte no les daba casi  ni para comer, vivieron en el espacio reducido de una furgoneta durante cinco años, duchándose en gasolineras, ordeñando cabras en granjas que les permitían hacerlo a cambio de un poco de leche, viajando, preparando sus acciones. Ambos confiesan hoy que fueron años durísimos pero profundamente felices.

Comprometidos íntimamente con lo simbólico, cuando su relación se acercaba al final,en 1988, realizaron  una última performance titulada "Los amantes". Marina y Ulay empezaron en solitario en dos extremos de la Gran Muralla China –él desde el desierto de Gobi, ella desde el Mar Amarillo-- una larga caminata de 2.500 kilómetros que los llevaría a encontrarse al centro. Tras el abrazo final dejaron de verse y hablarse durante 23 años, hasta 2010, con motivo de la gran retrospectiva en el MOMA de Nueva York, "The Artist is Present", donde  Marina Abramovic pasó 176 horas y 30 minutos  sentada en silencio en una silla mientras los visitantes, uno a uno, ocupaban la silla de enfrente y le sostenían la mirada durante unos minutos. La gente hizo cola días y  noches enteras para tener esa experiencia. Al final era casi una locura colectiva. Muchos lloraban. Ella apenas se movía, pero les respondía con una mirada intensa y atenta, con tiempo y silencio.

Pero, la casualidad quiso que uno de esos visitantes fuera  Ulay,  al que no veía desde hacía 23 años. El que fue el  amor de su vida estaba allí, sentado, en silencio, mirándola.... Parece que en ese estado mental  que propicia el arte del performance puede suceder cualquier cosa. Y ellos son dos  maestros.

domingo, 16 de junio de 2013

Bisutería para amantes del celuloide












Bell & Howellery es la  nueva iniciativa empresarial  de Anna Rodriguez y  está dedicada a  realizar  complementos hechos con película de cine. Pendientes, agujas o pulseras, elaborados a partir de películas de Súper 8 de toda clase: Desde viejas películas de Charlot, hasta dibujos animados,  pasando por filmes de ciencia ficción o  cine negro...entre otras.

El celuloide como soporte para hacer películas se está extinguiendo en plena era digital, por lo que  Bell & Howellery quiere reivindicar la belleza y  el magnetismo de este material, darle una nueva vida y permitir que llevemos con nosotros fragmentos de filmes que nos conecten con nuestro pasado, reciente o  lejano.

En color, en blanco y negro o en la serie turquesa y las formas de las agujas y pendientes de Bell & Howellery nos  transportan a mundos desconocidos, poblados en ocasiones por pequeños animales o personajes extraños, y buscan,, ante todo, la luminosidad del material a partir de  un diseño que entremezcla la elegancia y la fantasía.


miércoles, 12 de junio de 2013

Il Divo







raíz de la muerte del político italiano Giulio Andreotti, acaecida el pasado 6 de mayo a los 94 años de edad, volví a visionar “Il Divo”, el maravilloso biopic sobre su vida  escrito y dirigido por Paolo Sorrentino en 2008, una de las mejores películas de cine político que haya visto jamás.

Compleja argumentalmente y muy atractiva visualmente, la película aborda los hechos recientes y convulsos de la vida política y social de un país de primer orden como es Italia a, través de la mirada de una de las figuras políticas más influyentes de la segunda mitad del siglo xx.

Encarnado de forma soberbia por el actor Toni Servillo, Giulio Andreotti, jefe del gobierno italiano en hasta siete ocasiones y máximo exponente de la otrora todopoderosa Democracia Cristiana formo parte activa del parlamento italiano desde el año 1946 hasta que, a pesar de su cargo de Senador Vitalicio, su luz dejo de brillar en la década de los noventa al ser acusado de numerosos cargos de corrupción, de los que fue absuelto por falta de pruebas, quedando prescritas las causas pendientes. 

Así, Paolo Sorrentino trata la figura del calculador, inteligente, frío, enigmático, estratega e irreverente Giulio Andreotti como un irresistible cruce literario y cinéfilo entre el Ricardo III de William Shakespeare (por su deformidad física, Andreotti era jorobado) y el Nosferatu de Murnau (por es gesto rígido del rostro, del cuerpo y las manos que recuerdan directamente a la inolvidable composición expresionista del actor Max Schreck). Un panorama, humano e histórico, complejo de reflejar y que Sorrentino resuelve magistralmente acudiendo a la hipérbole, al esperpento, a lo grotesco y a lo sarcástico como si fuera un delirante carrusel dirigido por Fellini.

 La música y las canciones de la banda sonora van incluso más allá de sus cometidos actuando como un elemento que dota de mayor ritmo a una narración donde la música clásica de Vivaldi o la banda sonora compuesta por Teho Deardo se alternan con la vibración electrónica del dúo Cassius en "Toop Toop", la calidez de una balada de Bruno Martini, el pop de The Veils o el minimalismo ochentero de Trio en la canción “Da Da Da”.

Una Crítica feroz no sólo del político que durante 60 años llevo las riendas  de la política italiana más reaccionaria y comprometida con la Mafia , sino de todo un sistema parlamentario corrupto que nunca ha respetado ni a votantes, ni a compañeros de viaje.








martes, 11 de junio de 2013

El sueño













Sueño que estoy en algún  lugar de  la vieja Europa. En un pueblo pequeño, lleno de niebla y barro. Por la ambientación  parecen los años 20 del siglo pasado. 
Hay una boda  y tu eres el novio. Están tus padres, tus hermanos, tus  amigos, las autoridades del lugar.
Yo estoy allí. No se  bien  que hago, pero llevo un vestido rojo  como de campesina y unos zapatos marrones, bajos y de cordones.
Alguien me dice que es tu boda y que yo soy la novia, que es mejor que te acompañe. No me lo pienso dos veces, es verdad, quiero estar contigo! 
Pero no puedo casarme con ese vestido rojo y esos zapatos! Necesito estar a tu lado ataviada como una verdadera novia.
Entonces empieza la larga carrera de obstáculos. Todos me ayudan, corremos de un lado a otro, abrimos y cerramos armarios, me quito, me pongo, me pruebo hasta que, finalmente, tu madre me consigue un verdadero vestido  de novia. Es largo, de raso blanco-marfil, escotado por delante y por detrás. Me queda bien. Los zapatos, altísimos, también llegan de algún lugar  y, extrañamente, coinciden con mi numero.
Ahora estoy allí, vestida de novia, a tu lado. Nos miramos y, cuando despierto, me queda la sensación de que nos amamos.

jueves, 2 de mayo de 2013

Una mujer en la ventana







"The deep blue sea" es una pequeña joya inglesa cuyo aire frío y distante quizás no convenza a todo el mundo, pero vale la pena verla.
Firmada por el conocido director británico Terence Davies, esta personalísima película es una adaptación de la obra de Terece Rattigan, de la qual el propio Davies escribió el guión adaptado para la gran pantalla. El film compitió en la 59 edición del Festival Internancional de Cine de San Sebastián, levantando dispares reacciones entre el público, y la crítica.
Absolutamente teatral en su puesta en escena, la película se vale de tres factores de peso para la narración: por un lado la estupenda fotografía de Florian Hoffmeister que, con unas iluminaciones que rozan lo onírico y resultan altamente creativas, parece pintar emociones en este retrato de pasiones encontradas. Por otro lado, el tratamiento del sonido y la banda sonora que coge prestada de Samuel Barber un concierto de cuerda majestuoso que dota al drama de la película de un tono casi operístico. Y, por último, las interpretaciones del trío protagonista, majestuosas para algunos y  extremadamente frías para otros, aunque hay que reconocer que son profundas y poderosas, sin exageraciones ni histrionismos, ya que cada cual borda su papel con una elegancia y dignidad mas propia de una representación teatral que de un película.

Pero, The deep blue sea no es, seguramente, una película para todos los públicos. Con planos muy logrados, escenas lentas sin diálogo y un montaje que trata que entendamos, sobre todo,  como evoluciona la mente de la protagonista:Una  radiante Rachel Weisz que con su interpretación en el papel de una mujer que vive agasajada pero infeliz con un juez rico (Simon Russell Beale) que la ama con locura, en un ambiente quizá demasiado culto y acomodado nos demuestra con creces que una imagen vale más que mil palabras. Así, su personaje es cálido, sensual, apasionado y trágico, sensaciones, todas ellas, que  la actriz británica  consigue transmitir con autentico entusiasmo. Su desgracia sera enamorarse de un ex-piloto (Tom Hiddleston) que le aportara ese vigor juvenil, ese riesgo, esa pasión, esa espontaneidad, que no le da su matrimonio. Pero, como suele pasar, mientras su marido se arrastra dejando atrás hasta su dignidad para poder volver a su lado, ella hace lo mismo con un amante al que le reclama, constantemente, más atención y más cariño, aunque seguramente si el se lo diera ella ya no tendría ese interés y dependencia.
Quizás “The Deep Blue” Sea sea, en su forma,  una película ensimismada en su propia belleza. Fría como un témpano,dolorosa, hermosa e inalcanzable, pero  habla de pasiones desbordantes y por ello es  más hermosa si cabe.
El retrato que Davies realiza sobre una historia de amor adúltero es atípica y nada convencional, lejos de lo común y este es, precisamente, uno de los puntos más destacables del film, que una historia tan vista como ésta, sea llevada a cabo de forma distinta. La mirada de Davies es profunda, como bien el título de la película indica.Puro cine de autor europeo.

sábado, 27 de abril de 2013

Poesia Visual









"To The Wonder” es la última película del gran director norteamericano Terrence Malick, creador de grandes obras maestras como “El Árbol de la Vida”, “La Delgada Línea Roja” o “Días de cielo", entre otras.
Pero, a pesar de ser uno de los directores más respetados del panorama actual y uno de los grandes directores de la época dorada de los 70, Malick no ha sido muy prolífico. En más de 40 años sólo ha dirigido cinco películas, todas ellas, eso si,  grandes muestras de cine que han creado un estilo y un lenguaje propio del director. Por algo es conocido como el gran poeta visual del cine americano, ya que si hay algo que distingue a su cine es, precisamente, la poesía. Un cine en el que prevalecen imágenes y paisajes que hablan por sí mismos, acompañados de música, enfoques, encuadres y una concurrente voz en off que construyen, casi siempre, un gran poema visual en movimiento. 
Rodada casi al mismo tiempo que “El arbol de la vida”, aunque estrenada mucho más tarde por el largo proceso de posproducción , “To The Wonder” supone una continuidad de su predecesora, aunque en términos más mundanos. Así, si en “El Arbol de la Vida” se abordaba la idea de la creación del universo , un concepto colosal que lleva preocupando a Malick en los últimos años y que se ha convertido en el epicentro de todos sus proyectos, "To the Wonder" se centra más en la relación de las personas con su entorno, desde la religión y la naturaleza, hasta los sentimientos de amor, desamor y pérdida que vive y sufre una pareja.

"To The Wonder" es , sobre todo, una película sobre el amor, un drama romántico que sigue desde Francia los pasos de un escritor norteamericano (Ben Affleck) que acaba de iniciar un romance con una joven ucraniana (Olga Kurylenko), madre divorciada de un hija de diez años. Entre París y, sobre todo, en  la Abadía de Saint Michel, uno de los monumentos más emblemáticos de Francia, se abre paso un amor que conduce a que ambos unan sus vidas y se instalen, junto a la hija de ella, en Estados Unidos, en una población de Oklahoma dónde, tras la expectación inicial  producida por conocer un nuevo mundo, la sensación de vacío y pérdida y la inadaptación de la hija de ella se instalará en el inevitable proceso de destrucción de la pareja.

Malick, más fiel que nunca a su estilo,  hace desaparecer prácticamente por completo los diálogos y nos acerca a los personajes intentando tocar sus almas. Hurga en sus pensamientos, en sus miedos, en sus inquietudes a través de sus habituales voces en off, que suenan susurrantes mientras, a lo lejos, Wagner y Tchaikovsky nos invaden como si estuviéramos asistiendo a la narración de un poema. 










viernes, 26 de abril de 2013

El poster








Pocas veces se ha visto en  el Festival de Cannes  un cartel tan bonito y elegante como el de este año. Me imagino que si nos pusiéramos a buscar en el diccionario la palabra "clase" nos aparecería, precisamente, esta foto: la de Paul Newman y Joanne Woodward para la eternidad.