Desde hace ya algunas semanas tengo ganas de color. Unas
enormes ganas de ver mi terraza pintada de color, mi casa vestida de color , o mi armario
lleno de ropa de color. Será la
primavera, que dicen que la sangre altera, o será el gris intenso de esta
ciudad... dicen que aquí hay luz, pero para mi no
hay color.
Para color el del “Holi Festival”, o fiesta de los
colores, uno de los momentos más esperados del año en la
India. Se celebra entre finales del mes de
febrero y principios de marzo, coincidiendo con el primer plenilunio que, para el calendario indio, señala el paso del
invierno a la primavera.
Es una fiesta colectiva que celebra toda la población, y
que consiste, básicamente, en rociarse recíprocamente con agua mezclada con
polvos de color hasta transformarse en auténticos arco iris humanos.
El origen de esta fiesta se pierde en varias leyendas de
la mitología india, y los primeros testimonios de los que tenemos noticia resalen al 300 a .c.
Los significados simbólicos de esta especie de carnaval
de la primavera son múltiples y están íntimamente ligados a la estación del
renacimiento y de la renovación, a la fertilidad, o a la victoria del bien sobre el mal.
Finalmente, en la tradición de la medicina Ayurvédica, el
uso del color es una verdadera terapia, y la alegría que deriva de los juegos
realizados con colores constituye para la psiche y el humor una innegable
fuente de alegría y bienestar.