Muchas
veces las prisiones en las que estamos atrapados son imposiciones propias
nacidas de la opresión de la sociedad. Este es, aunque no estoy segura, el mensaje
principal de “Albert Nobbs”, una discreta película, dirigida por Rodrigo Garcia
e interpretada, con soberbia genialidad, por Glenn Cloose. Una sorpresa inesperada que me llego a
desconcertar no solo por su argumento, sino por la potencia del personaje.
El
film, una coproducción entre Irlanda y el Reino Unido, nos ubica en un lujoso
hotel del Dublín del siglo XIX, donde Albert Nobbs, en realidad una mujer, ve
una opción de supervivencia en el hecho de transformar su apariencia en aquella
que se requiere para trabajar y vivir dignamente en una sociedad como la de
Irlanda del siglo XIX . Albert es un mayordomo integro y profesional, pero
también un ser callado e introspectivo, que siempre parece estar a punto de
destrozarse y hacerse añicos, aunque se sostiene por la dureza de lo mecánico.
Una niña a quien la adolescencia le fue
robada, una mujer que no ha vivido ni conocido la sexualidad, ni el afecto de un compañero, para llegar a convertirse en un ser
asexuado oculto bajo un estereotipo social.
Una
película pequeña que su actriz principal hace grande con una actuación
intachable, impecable, atenta a cada pequeño gesto, susurrando emociones,
inocencia y tristeza en cada mirada, en cada parpadeo. Un ejercicio fascinante
no de transformismo, sino de psicología que confirma a Glenn Cloose como un
animal interpretativo de una inteligencia, una profesionalidad y una humildad no solo merecedora de ese Oscar que no le dieron, sino de muchos más.
què dura que era la vida al segle XIX, no?
ResponderEliminarUna gran actriz, Glenn Close. Me resultaron especialmente conmovedoras las escenas en que se atreve a vestir, por corto espacio de tiempo, tan emocionada, ropa femenina de nuevo.
ResponderEliminarSi. Es una especie de prueba para ver si queda algo de su feminidad. Pero, obviamente, ella ya es y siente como un hombre.
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